lunes, 18 de febrero de 2008


Esta película, lo comentaba recién en Facebook, me llegó hasta el alma. Cada vez que la veo, le encuentro nuevas cosas, y la escena del final, cuando los dos personajes se abrazan, me sigue llenando los ojos de lágrimas.

Ahí, en esa despedida tan sobria y tan significativa, comprendí por completo la razón de la película. ¿Quién no se ha sentido alguna vez perdido en la vida, mientras todos los que te rodean parecen habitar un lugar extraño?

Y entonces tu destino se cruza con el de otra persona tan perdida como tú que, aunque no te ayude a comprender, al menos te puede acompañar y abrazar, mientras te dice que todo va a estar bien. Aunque ninguno de los dos tenga ni idea si eso es verdad o no.

Me gusta el contraste de los personajes. Ella (la a estas alturas odiosa Scarlett Johansson), tan joven, tan lozana y perfecta. Él (el magnífico Bill Murray), con todo su carrete a cuestas, con la cara marcada por el cansancio y la edad. Pero los dos, una vez más, perdidos y acompañándose en esa búsqueda tan porfiada de tratar de encontrar un sentido a la existencia.

Además me encanta el contraste entre la vida frenética de Tokyo y la paz que se respira en los templos que visita el personaje de la Johansson. O esas tomas en que la cámara recorre los paisajes igual que cuando uno los va mirando desde la ventana del auto.


miércoles, 6 de febrero de 2008

Cover Girl