Hoy día siento pena. Por nada en especial y por todo... Será que el vértigo está pasando, que la primera emoción se está esfumando, y que ahora afloran los sentimientos más profundos...
Yo nunca le he tenido miedo al dolor, simplemente lo considero parte de la vida, y me hace tanto sentido cuando Silvio canta que lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida...
Hoy siento la incertidumbre del futuro, y me gustaría tanto no estar sola, a pesar que creo firmemente que era algo necesario. Quizás todo esto me está preparando para ser una mejor persona, para tomar conciencia de mí, de lo que deseo, de lo que soy capaz de transar y de las cosas que son inamovibles.
Necesito despejar el ruido que hay a mi alrededor, descartar esos sentimientos primarios y enfocarme en lo que de verdad me hace bien, como si fuera una decisión tan fácil. A ratos disfruto estas sensaciones, pero a veces también me torturan y me angustian.
He hecho un recuento de cada paso en mi camino, entendiendo cómo llegué acá. Qué increíble cuando de pronto todas las piezas calzan solas. Pero eso no evita que hoy sienta pena y nostalgia de lo que era mi vida hasta hace tan poco, de lo fácil que habría sido no rebelarme en contra de mis propias ideas y cuestionarme, cuestionarme, cuestionarme...
Qué ganas tengo a veces de ser simple y poco aspiracional. Qué ganas de agachar el moño y decir no importa, de pronto es necesario sacrificarse por un bien mayor. Qué enredo tengo hoy en la cabeza, Abuelito...
Yo nunca le he tenido miedo al dolor, simplemente lo considero parte de la vida, y me hace tanto sentido cuando Silvio canta que lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida...
Hoy siento la incertidumbre del futuro, y me gustaría tanto no estar sola, a pesar que creo firmemente que era algo necesario. Quizás todo esto me está preparando para ser una mejor persona, para tomar conciencia de mí, de lo que deseo, de lo que soy capaz de transar y de las cosas que son inamovibles.
Necesito despejar el ruido que hay a mi alrededor, descartar esos sentimientos primarios y enfocarme en lo que de verdad me hace bien, como si fuera una decisión tan fácil. A ratos disfruto estas sensaciones, pero a veces también me torturan y me angustian.
He hecho un recuento de cada paso en mi camino, entendiendo cómo llegué acá. Qué increíble cuando de pronto todas las piezas calzan solas. Pero eso no evita que hoy sienta pena y nostalgia de lo que era mi vida hasta hace tan poco, de lo fácil que habría sido no rebelarme en contra de mis propias ideas y cuestionarme, cuestionarme, cuestionarme...
Qué ganas tengo a veces de ser simple y poco aspiracional. Qué ganas de agachar el moño y decir no importa, de pronto es necesario sacrificarse por un bien mayor. Qué enredo tengo hoy en la cabeza, Abuelito...
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